viernes, enero 01, 2016

Adriana Bañares o Adriana BC; LA NÁYADE.

"En la mitología griega, las náyades (en griego antiguo Ναϊάδες Naiádes, Ναίδες Naídes o Νάιτιδες Náitides, de νάω ‘fluir’) eran las ninfas de los cuerpos de agua dulce — fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos —, y encarnaban la divinidad del curso de agua que habitaban".
Hola, Adriana; eres una mujer joven, muy atractiva, alta, muy preparada, mágica y majica… ¿te has sentido atacada, acosada, insultada o violentada solo por esto?
Gracias. Sí, siento que no me toman en serio en muchas ocasiones.
Dime qué has estudiado y cómo te ha ido en tus estudios.
Estudié Filosofía. No me gustó la universidad. No me gustó el plan de estudios ni el profesorado ni los compañeros pasivos. Me gustó aquella época, entre otras cosas, porque fue cuando entré en contacto con la literatura, a través del colectivo COLMO. La carrera no me ha servido para nada.
¿Te sientes más cómoda con un hombre o con una mujer? ¿Por qué?
Tengo grandes amigos, tanto hombres como mujeres. En un primer contacto congenio mejor con las mujeres, pero me imagino que es por un rollo estructural.
¿Creéis las jóvenes en la Declaración Universal de Derechos Humanos? ¿Cómo te sientes al respecto?
Creo en ella, pero no creo que se aplique. Me siento muy frustrada. Prefiero a Leucocito antes que a la humanidad.
¿Existe Europa para ti?
Nada existe.
¿Cuáles han sido tus viajes favoritos y por qué?
A Milán porque estaba enamorada y a Berlín porque estaba de Erasmus.
¿Dejarías que un hombre te guiara en algo o haces siempre tu santa voluntad?
Acepto consejo y compañía, pero hago lo que me sale del potower.
Familia = Freak
Sexo = Habitual
Religión/es = En casa de cada cual, que se profese lo que se quiera.
¿Eres partidaria de ciertas tradiciones o de ninguna, de la renovación total?
Renovación.
¿Es el mundo un holograma, una intersección de planos cuánticos, o qué es? ¿Te da miedo la cuestión?
Mira, me he respondido antes. No somos nada, but It's ok.
¿Significa la edad algo para ti?
En absoluto, aunque llevo tanto tiempo siendo joven, que empiezo a sentirme mayor.
¿Te interesa la política en algo?
Sí, bastante. Más de lo que me gustaría.
Un poema que te prive.
Celos, de Pavese. Favorito.
“No tenemos más que esta virtud: comenzar
cada día la vida -ante la tierra,

bajo un cielo que calla-, esperando un despertar…”

CP

“Celos”

1

Uno se sienta de frente y se vacían los primeros vasos lentamente,

contemplando fijamente al rival con adversa mirada.

Después se espera el borboteo del vino. Se mira al vacío,
bromeando. Si tiemblan todavía los músculos,
también le tiemblan al rival. Hay que esforzarse
para no beber de un trago y embriagarse de golpe.

Allende el bosque, se oye el bailable y se ven faroles
bamboleantes -sólo han quedado mujeres

en el entarimado. El bofetón asestado a la rubia

congregó a todo el mundo para regodearse con el lance.

Los rivales notaban en la boca un gusto de rabia
y de sangre; ahora notan el gusto del vino.
Para liarse a golpes, es preciso estar solos,
como para hacer el amor, pero siempre está la noche.

En el entarimado, los faroles de papel y las mujeres
no están quietos con el aire fresco. La rubia, nerviosa,

se sienta e intenta reír, pero se imagina un prado

en que los dos contienden y se desangran.

Les ha oído vocear más allá de la vegetación.
Melancólica, sobre el entarimado, una pareja de mujeres
pasea en círculo; alguna que otra rodea a la rubia

y se informan acerca de si en verdad le duele la cara.

Para liarse a golpes es preciso estar solos.
Entre los compañeros siempre hay alguno que charla

y es objeto de bromas. La porfía del vino

ni siquiera es un desahogo: uno nota la rabia

borboteando en el eructo y quemando el gaznate.
El rival, más sosegado, ase el vaso
y lo apura sin interrupción. Ha trasegado un litro

y acomete el segundo. El calor de la sangre,

al igual que una estufa, seca pronto los vasos.

Los compañeros en derredor tienen rostros lívidos
y oscilantes, las voces apenas se oyen.

Se busca el vaso y no está. Por esta noche
-incluso venciendo- la rubia regresa sola a casa.

2
El viejo tiene la tierra durante el día y, de noche,
tiene una mujer que es suya -que hasta ayer fue suya.

Le gustaba desnudarla, como quien abre la tierra,

y mirarla largo tiempo, boca arriba en la sombra,

esperando. La mujer sonreía con sus ojos cerrados.
Se ha sentado el viejo esta noche al borde
de su campo desnudo, pero no escruta la mancha

del seto lejano, no extiende su mano

para arrancar la hierba. Contempla entre los surcos

un pensamiento candente. La tierra revela
si alguien ha colocado sus manos sobre ella y la ha violado:
lo revela incluso en la oscuridad. Mas no hay mujer viviente
que conserve el vestigio del abrazo del hombre.

El viejo ha advertido que la mujer sonríe
únicamente con los ojos cerrados, esperando supina,

y comprende de pronto que sobre su joven cuerpo

pasa, en sueños, el abrazo de otro recuerdo.

El viejo ya no contempla el campo en la sombra.
Se ha arrodillado, estrechando la tierra
como si fuese una mujer que supiera hablar.
Pero la mujer, tendida en la sombra, no habla.

Allí donde está tendida, con los ojos cerrados, la mujer no habla
ni sonríe, esta noche, desde la boca torcida

al hombro lívido. Revela en su cuerpo,

finalmente, el abrazo de un hombre: el único

que podría dejarle huella y que le ha borrado la sonrisa.
Cesare Pavese