lunes, febrero 25, 2013

ACERCA DE LA PUTA SEGOVIANA (CON LUZ Y TAQUÍGRAFOS; QUE OS DEN).

Anoche estuve angustiada soñando todo el rato que estaba en una cárcel de mujeres. Y yo sé por qué es:

1.- Por una asquerosa y repugnante denuncia - ¡la única de mi vida!!- que me puso la "puta segoviana", apelativo "cariñoso" con el que hemos rebautizado a esa ínfima sujeta desde entonces (ver nuestra excelente canción "Mentira", Malicia Cool, que compuse precisamente por eso; cosa que, por descontado, ella no sabe hacer porque solo sabe vender "donuts" y tocarle las narices a las familias normales con hijos, otra cosa que ella TAMPOCO ha sabido hacer).

Pronto, con la salida de mi libro, tooodo el mundo sabrá quién es (aunque bajo apodo; todos -gente que SEGURO conoces- salen con otro nombre pero muy parecido al suyo propio; la mayoría pertenecen a los bajos fondos de la más honda, provinciana, ignorante, mezquina, degenerada y limitada "suciedad" madrileña. Podríamos decir que pongo a cada unx en su sitio y saldo cuentas de "punto final", sobre todo conmigo misma, que alguna vez caí ahí sin querer (por cosas de la vida, que no siempre sabemos qué cloaca pisamos).

2.- Y dos, porque el otro día vi en el VIP's de Fuencarral, de casualidad, pero me alegré, a Sarita Montiel, en un documental subtitulado, contando su apasionante vida y, entre otras cosas, mencionó cómo tuvieron que ir a una cárcel de mujeres para interpretar un papel en condiciones (esto fue en México, creo recordar).

Pues eso. El subconsciente. Ese gran amigo y desconocidooooo. :) :) :) :) (Por cierto...¡¡Ya estoy despierta, ya estoy libreeeee!!! Ufff...). ***

¡¡Y no es que esté obsesionada, noooo!!!; es que todavía, 15 AÑOS DESPUÉS, nos queda una vista oral -no sabemos cuándo aún- con esa CER-DA, quien, tarde o temprano, se va a enterar bien, pero bien bien, de cómo me las gasto yo; y los míos.


(Con todo el respeto para las prostitutas, que respeto mucho más a una puta PROFESIONAL que a una Carmen Lomana. Ya he dicho muchas veces que son términos de fuerte carga emocional y tradicional en el lenguaje coloquial despojados ya de su semántica original, como: "hasta los cojones", "coñazo", etc. Y, si no, repasen ustedes a nuestros clásicos y Premios Nobel, hagan ustedes el favor).