jueves, agosto 13, 2009

¿Perseidas?

Queridos amigos y amigas, resulta que para mí las famosas Perseidas fueron unos magníficos Peter O´Toole, Omar Sharif y Anthony Queen bajo un cielo también muy estrellado, en plena plaza del pueblo de San José, entre palmeras y otros árboles monamente recortados, donde el ayuntamiento de Níjar se estiró y nos proyectó Lawrence de Arabia, filmada en parte en estas mismas salvajes y arenosas tierras (hay una exposición fotográfica en la Taberna del Puerto). Me encanta cuando un insistente periodista le pregunta a “Awrence” acerca de su fascinación por el desierto y él responde simplemente: “Está limpio”.

Esa música (de Maurice Jarre)... ¡¡Qué impresionante¡¡ Ya sabéis, ¡¡pelicoolón¡¡, y eso explicándole a los curiosos y trasnochadores niñas y niños alrededor que no, que no lo han matado, que no se ha ahogado ese señor en las arenas movedizas, que sólo está trabajando y ahora mismo ya se está haciendo un bocata de chorizo y tal...

Yo miraba y miraba al cielo pero ni rastro de las Lágrimas de San Lorenzo; ¡¡estaría contento, como yo¡¡ Bueno, yo más que contenta estaba extasiada, feliz, más que feliz, transportada, dando gracias al cielo continuamente por tanto deleite, por el embiste de las briosas olas aún en mis huesos y múscoolos; y en estos casos se me eriza toda la piel de puro gusto y me pongo discretamente a besar árboles con pasión y cosas por el estilo.

Termina la peli (casi las 2 a.m.) y me adentro en la playa, justo al lado, a ver si aún pillo alguna Perseida, y eso que soy muy consciente de que ya voy más que servida y de que realmente no merezco más. Tras un par de minutos mirando hacia arriba, sin éxito, en todas direcciones (oh, what a night¡), le pregunto a una pareja vecina, y la chica, curiosamente con los ojos muy subrayados de negro pero tan claros como los de Lawrence, me contesta muy amable: “¡Sí, yo ya las he visto¡ ¡Es cuestión de suerte¡¡”.

Suerte. ¡¡Cuestión de suerte¡¡

¡¡¡Besos¡¡¡

Alicia XX


(otras músicas coincidentes: una caliente guitarra flamenca; los juegos de los niños; extraordinaria música de baile procedente de El Duende; y un intenso aroma a jazmín).