domingo, julio 13, 2008

Mr Tom Waits en el Kursaal de Donostia; simply irresistible!!


Huelga decir que Donostia-San Sebastián es un sitio chachi piruli para ver un concierto de esta NATURALEZA; ese es el motivo por el que la mayoría de lxs que fuimos allí desde otros lugares decidiéramos llegar al menos un día antes -viernes- para oler y saborear los mariscos, los golosísimos pintxos, la mar casi siempre encabritada, aromática y salada, la curiosa y encantadora ciudad y, por supuesto, lxs amigotxs, que cada día están más gamberrxs, por cierto!! No como yo, que apenas probé el alcohol ni nada... ¿¿¿verdad??? JAJAJAJAJAJAJ...

A eso de las 9 (el concierto era a y media y nos habían rogado puntualidad), dos de nuestrxs amigxs nos acompañaron a la entrada donde, con gaviotas más que mariposas en el estómago, nos unimos a lxs demás "modernxs/clásicxs/incorregibles" de la cola; yo estaba muy emocionada -ojos humedecidos- porque Waits forma parte inseparable de la banda sonora de mi vida y le he chupado música a cascoporro; esos diabólicos ritmos y sonidos, su inigualable voz (sólo parecida a la de, quizá, Louis Amstrong), sus "malas" ideas... Para que te guste Waits te tienen que gustar el universo y el sonido Waits igual que a otrxs les gusta el sonido Motown o el sonido Manchester.

El Kursaal es confortable, funcional pero cómodo. La gente es muy amable y desde luego se ve y se escucha estupendamente bien (estamos en la fila 15 de abajo). Por una media de 100/125 eurazos sabemos que tenemos derecho a exigir, así que no pasamos ni el retraso de una media hora que hubo al final y montamos un considerable follón; gritos, pataleos, voces ("Toooooooooooooooooom, where are you??"), repetía una en un inglés así como de Toledo... El porcentaje de féminas no alcanzaría ni el 20%, pero esas pocas éramos muy guapas (y lo seguimos siendo, ejem...).

Cuando alguien apaga las luces, el Kursaal se rompe a voces, gritos, palmas... ¡No media hora, sino AÑOS waiting for Waits...! Nos hemos roto la cabeza para reconstruir la setlist -muchos discos por ahí!- hasta que me la he encontrado enterita en la página de un informadísimo belga (http://eyeballkid.blogspot.com/) que va reproduciendo la de cada concierto que hace en esta gira (Glitter and Doom; luego os digo por qué se llama Glitter). Voilá:

Lucinda/Ain't goin' down to the well no more
Way Down in the Hole
Falling Down
Chocolate Jesus
All the World is Green
Hold On
Cemetery Polka
Dirt in the Ground
Black Market Baby
Lie To Me
Misery is the River of the World
On the Nickel
Johnsburg Ill.
Tango Til' They're Sore
Innocent When You Dream
Hoist that Rag
Make it Rain
Cold Cold Ground
November
Jesus Gonna be Here
Singapore

Trampled Rose
Eyeball Kid
Anywhere I Lay My Head,

Así, que como veis, están, al menos, "Real Gone", "Mule Variations", "Orphans" y "Rain Dogs" (si hubiera hecho la canción homónima, como en Phoenix, me hubiera hecho muy feliz el yankee éste!).

Pero ya tiene novia; la autora teatral y coproductora de varios de sus discos, Kathleen Brennan quien, no sólo es responsable de que el golfo éste dejara el alpiste (priva, alcohol) sino que seguro tiene algo que ver con la teatralidad de clown siniestro del bardo de California. Además de haber hecho tres hijos juntos, dos de los cuales, Casey y Sullivan, tocaron el sábado percusión; las congas el pequeño Sullivan, quien luego se daría al clarinete (no tendrá más de 18 años el chico, supusimos!).

La banda es perfecta, como no podía ser menos, pero yo me quedé particularmente embelesada con el aterciopelado saxofón, Vincent Henry, y con Omar Torrez, el ultra-moderno guitarrista. Pero sobre todo la voz; qué potencia, qué amplitud de sonidos, armónicos y matices... Alguien comentaba que pareciera que hubiera varias voces juntas... No obstante, "flaqueó" en una de las canciones al piano y pareciera que no llegara a ciertos sitios; ¡¡¡genial, es humano, Tom Waits ES humano y, como tal, también falla y folla!!! Pero en conjunto nos pareció la mejor y la más fascinante y descolocante voz del mundo después de la de Chenoa, claro, jeje...

Waits conduce su circo subterráneo del principio al final de las dos horas largas de concierto y se expresa contorsionándose, estirando brazos y manos con los dedos muy separados, como los mimos, usando el sombrero profusamente como elemento escénico y pateando el suelo con la gastada o empolvada bota en esos ritmos suyos marcianos que nos enloquecen, lo que levanta una encantadora nube de polvo blanco que hay en el suelo porque, mucho rollo, mucho rollo, pero el escenario no estaba limpio como la patena, jeje... También cuenta chistes -no demasiado graciosos-, habla de las pesadísimas "family reunions" antes de acometer su Cemetery Polka, para nuestra histeria, y alcanza el piano a distancia con exactamente la misma postura que veis en la foto, que para eso la he escogido. Un poco más adelante, caerá sobre él una impactante ducha de "glitter" y también se calzará un llamativo gorro-casco de lentejuelas plateadas.

Si le pides bises no te hará ni puto caso, claro, pero sí contestará a todo el mundo: "Esa es buena!" (That´s a good one!). Y luego nos daría sinceramente las gracias por una noche encantadora.

Un espectáculo realmente impresionante y atractivo; y una música que me gustaría poder escuchar cada viernes noche en algún club que lo mereciera.

Abrazos,

Alicia Malicia Cool XX

Y ahora pego el comentario de Pejo porque es worthwhile (que quiere decir que merece la pena!):

"A mí el antiguo Casino (Kursaal significa eso en alemán) sólo me gusta de noche porque, encendidico, parece una lámpara de diseño (recto, pero diseño). Lo que me gusta es la ubicación, al principio de la playa de Gros (cojonudo barrio que fue de Poch y del pequeño gran Rafa Berrio), junto al Urumea, frente a lo viejo y al Victoria Eugenia. Así­ que, una vez ubicados con retraso por solí­citas y amabilísi­mas acomodadoras, y tras soportar largas colas en el retrete de chicos (???), uno podí­a reconocer a Coque Malla que, cómo todo el mundo sabe está influenciadísimo por el Tío Tom Allan Waits, sobre todo por su voz y por el abanico de géneros que cultiva, a Mikel Erentxun, que admitía no haber reconocido ninguna canción de las oyó pese a la tremenda influencia que Tom ha ejercido sobre él y la totalidad de su carrera, mayormente en el sombrero que llevaba esa noche, a Javier Andreu (La Frontera) cuyos ojos se salían aún más de las órbitas y a Javier Muguruza (muy ojeroso). A quien no reconocimos fue a Bruce, que asistía de incógnito, ni al peluquero de la peluquería Fresh de la Avenida que hizo esperar a Tom que acudió a ella para cortarse el pelo "a lo Tom Waits", protagonizando la anécdota de la semana larga que ha disfrutado el clochard de Pomona en el Hotel Marí­a Cristina junto a Kathleen Brennan y sus hijos. Por cierto, he leído que él se ha puesto a gusto en Arzak, Akelarre, La Cuchara de Sam Telmo, Rekondo y en el restaurante del alto de Miracruz, donde inició un conato de poema y regaló un hermoso dibujo mientras que Kat se tenía que contentar con su dieta vegetariana.

1.800 afortunadas almas más técnicos y curritos nos quedamos sin aliento, perplejos ante tamaña demostración de calidad. Entre los músicos sobresalí­a Vincent Henry -¡qué elegancia, poderí­o y naturalidad!- tocando los saxofones, la guitarra, la armónica y él mismo. Todo lo que se pueda decir de su voz y su carisma en escena se queda chico. Se da tanto que acaba como Cantinflas pero empapado, con los faldones de la camisa por fuera y hecho un adán.

Me hubiera gustao escuchar alguna que otra canción de esas que uno lleva alojadas en la sesera y que suelen poner la gallina de piel (Cruyff dixit) pero que no estaban en su repertorio de la otra noche, pero si las hubiera hecho qué más podía uno esperar ya en la vida.

Agur Tom u Ongi Etorri!"