jueves, noviembre 15, 2007

Buscamos el placer integral

Hola otra vez. Unos pocos maravillosos días de asueto, sin prácticamente nada perentorio que hacer -pero no como el Altovolta, que está en el Caribe!!- y me dedico a lo que más me relaja cuando estoy sola; escribir aquí. Cuando se me antoja tener más visitantes, publico cosas más impactantes o interesantes pero, cuando me da igual, como ahora, escribo sólo por placer, la función originaria de un diario aunque sea en la red (¿para qué quieres un diario guardado en un cajón?). Así, como poco, me comunico con los míos!, que son bien pocos, por cierto...

Nada como el descanso para volver a tu ser. Cuando tengo algún objetivo o algo que sacar adelante -un concierto, una publicación, etc.- prácticamente me militarizo en todos los sentidos para que todo vaya, como dicen los ingleses, like clockwork, pues me gustan la eficacia y el buen hacer. Y creo que la gente que colabora contigo agradece esto -ellos también son eficaces- porque nada más descorazonador que la desgana, la desidia, las cosas medio hacer, lo cutre, etc. Pero precisamente todo ese esfuerzo estratégico por la eficacia y el savoir faire te dejan absolutamente molido si la empresa tiene aunque sea un mínimo alcance. Me cansa bastante el esfuerzo de tratar a las personas participantes como se merecen individualmente, de darles el cariño, la atención, el cuidado y el respeto que siento por ellos y que se merecen. Y más cuando, relativamente en poco tiempo, he conocido, y estoy conociendo, a tantas personas valiosas y encantadoras en una multitud de ámbitos. Me gusta ser consciente de esto y mostrarles mi reconocimiento como puedo.

Y ahora voy a hablar de bienestar. Estoy en casa tranquila y aún así siento estas dos molestias; un dolorcillo ya conocido en las lumbares y cansancio y cierta irritación ocular (=uso del ordenador). Quería mencionar esto porque supongo que todos y todas sufrimos molestias de este tipo u otros, y creo que esos llamadados achaques -que no creo que sean típicos de la edad sino que se dan en todas las etapas de crecimiento- obstaculizan bastante a menudo la ansiada sensación de: "Me siento bien y disfruto del funcionamiento de todo mi cuerpo como un bebé". Muy raras veces pasa esto. Lo normal es que algo te moleste, que tengas mocos, que tengas que ir al baño, que tengas hambre, sueño, cansancio, que te molesten los ojos, los dientes, la cabeza, el estómago, la espalda, el culo, la vagina, los pies... Pequeñas llamadas de dolor o displacer que te joden vivo!! Pero, repito, no creo que sea cosa de la edad pues he visto a bebés, a niños, a jóvenes, con quejas muy similares!

Así que a ver quien es el guapo o la guapa que inventa algo para esto.

Con cariño, con amor,

Alicia XX