viernes, mayo 11, 2007

Qué me gusta de la gente

- Que sean amables, sensibles y delicados a pesar de la nada desdeñable carga de sufrimiento que todos llevamos dentro (debido fundamentalmente a la gravedad en todos los sentidos).

- Que tengan iniciativa y llamen o escriban para proponer cosas, especialmente conciertos, exposiciones, cines, teatros, danza, paseos, excursiones, viajes, salir a bailar, etc. y también los que te sugieren libros, películas, discos, lugares... Lo que sea.

- Que sepan escuchar, interiorizar lo que han escuchado y dar su sincera y bienintencionada opinión (que tengan la suficiente paciencia y sensibilidad como para poder hacer esto).

- Me da igual que sean más raros/as que un perro verde; me da absolutamente igual su raza, sexo, tamaño o vestidos, incluso si tienen pinta de locos/as peligrosos/as.

- Me gusta muchísimo la gente que crea, que hace algo, ya sea música, escribir, artes visuales o cualquier invento que se les ocurra.

- También los que saben tratar a los niños; con infinito cariño, delicadeza y protección a prueba de bombas. Los que saben enseñarles cosas de la misma manera.

- Los que saben mirarte a los ojos, aunque no te conozcan mucho, y entenderte al tiempo que te miran y ven aquello de “en realidad, todos tenemos prácticamente lo mismo en la cabeza, un bagaje muy parecido; lo único que varían son los matices”.

- Los que sufren instantáneamente, sin poder evitarlo, ante el sufrimiento ajeno -también el animal, claro- e intentan ayudar como pueden.

- Los que, al estar contigo, te acarician el brazo, o la mano, o el cabello, como muestra súper espontánea de afecto, como hacen los niños.

- El sentido del humor a raudales, el poder reírse haciendo el payaso loco, con cosas que tengan mucha o poca gracia, no importa. Reírse lo más posible es lo mejor que se puede hacer con los demás. También los que saben hablar de cosas serias durante horas y horas aunque haya discusión, desavenencias y todo lo que haga falta. Los que entienden que una discusión no es una bestia negra y que muchas veces es buena y necesaria.

- Los que se ponen a cantar, con energía y alegría; desconfío de la gente que no canta.

- Los que cuentan sus historias, historias de su vida, con confianza, sin mezquindades.

- Y los que, ante algo que han hecho los demás, son capaces de apreciarlo, de apreciar su ilusión y esfuerzo, y decirlo claramente, sin ambages: “Qué bonito!!!”, “Qué interesante!!”. Y, como lo cortés no quita lo valiente, decir también si se tercia: “Pero, mira, yo quizá mejoraría eso de este modo”, o “¿Qué tal hacerlo o decirlo de esta otra manera?”; “¿Quizá estaría mejor así?”.

- Los amigos que siempre están ahí, que siempre están, con el incalculable valor de su presencia, de su voz, de sus cosas... Sólo los ratones y los hombres salen corriendo ante la adversidad; los amigos, afortunadamente, no; ellos -y ellas- se quedan.

Pues creo que ahí está todo. ¿Qué luego se me ocurre algo más? Pues lo añado.

Beixos,

Alicia XX