viernes, octubre 27, 2006

Insultos

A veces aquí, en la red, y en otros sitios, claro, se producen desencuentros, en ocasiones hasta "violentos", y entonces es cuando entra en juego mi "post" de hoy: los insultos. La gente tiende a creer que insultos son sólo ciertas "palabras malsonantes" que su mamá les enseñó, con la cruz entre las tetas -de ahí también el revuelo con las cruces-, que no se podían ni debían decir, a pesar de que grandes nombres de nuestra literatura -y de la de fuera- los usen con soltura, destreza y hasta talento sin que nadie jamás se lo reproche; ¿cómo le vas a reprochar algo de naturaleza lingüística a un Premio Nobel de Literatura?

Según la Real Academia de la Lengua, "insulto" es la "acción y efecto de insultar", e "insultar", del latín "insultāre, saltar contra, ofender", significa "ofender a alguien provocándolo e irritándolo con palabras o acciones".

Entonces, como podéis observar y deducir sin gran dificultad, "insultos" no son solamente, como se suele interpretar de manera muy cicatera y simplista, cosas como "estúpido, bobo, idiota, imbécil, cenutrio, gilipollas" y un largo etcétera, sino también cosas como "¡cállate!, que ya cansas..." "¡déjame en paz!", "¡fuera de aquí!" y tantos y tantos textos o alocuciones que, entre líneas, en el subtexto, resultan altamente "provocativos e irritantes" porque, en el fondo, te están llamando ignorante, o infravalorando el trabajo de alguien, su experiencia, su persona, su nombre, su solvencia en lo que dice o escribe, etc. Eso sí; sin un sólo "insulto". Creo sinceramente que este es un capítulo pendiente que todo el mundo debiera repasar.

Besos y muy buenos días a todos. ¡Y buen finde tengamos, queridos navegantes!!

Alicia XXX