martes, agosto 22, 2006

Noche estrellada

Por la noche, a veces, se crece. Envuelto en brumas como de fiebre. Brotan, como de un lago profundo, tramas asfixiantes, conversaciones incómodas, y personajes extraños. El cuerpo inquieto, la cabeza caliente. Los luceros y la luna tiran de ti, como para enseñarte algo. Los ojos de tu compañero, preocupados. Tu niño, siempre afortunado y ajeno. Tu casa, dulce, segura y confortable. Por la noche, a veces, no se descansa, toca metamorfosis, ortopédica pero necesaria.

NOCHE DE LUNA
(SIN DESENLACE)

Actitud veladora
Descienden ya vigías
Por tanta luz de luna.

¡Astral candor del mar!
Los plumajes del frío
Tensamente se ciernen.

Y, planicie, la espera:
Callada se difunde
La expectación de la espuma.

¡Ah! ¿Por fin? Desde el fondo
Los sueños de la algas
A la noche iluminan.

Voluntad de lo leve:
Adorables arenas
Exigen gracia al viento.

¡Ascensión a lo blanco!
Los muertos más profundos,
Aire en el aire, van.

Difícil delgadez:
¿Busca el mundo una blanca,
Total, perenne ausencia?

Ha sido un poema de don Jorge Guillén (Valladolid, 1983-Málaga, 1984), de su volúmen "Cántico" (obra poética de 1928 a 1950; "Las horas situadas").