lunes, julio 31, 2006

Aterrizaje en Berlín

(advertencia: estoy usando un teclado Stranhausen que no tiene nuestros acentos ni otros caracteres)

(contraadvertencia; ya estoy en Madrid y lo estoy editando todo todo para que quede ¡fetén!)

Primera sensación al poner pie en tierra; huele a río. Un saludable y brioso río, el Spree, con sus diferentes canales, cruza la ciudad como un robusto nervio color verde jungla. Además, la salida del aeropuerto no puede ser más racional y civilizada; la cinta transportadora de equipajes está muy cerca de la aeronave de la que nos acabamos de apear y, luego, la salida, justo al lado también (es decir, no ocurre como en el aeropuerto de Madrid-Barajas, T-4, donde te ves invariablemente condenado a pasar más tiempo que en el propio trayecto en sí; demencial, ¡pero cierto!!).

Nos espera fuera un chófer, llamado George, de lo más imponente y cool quien, en un Mercedes negro, nos conduce suavemente al hotel sin darnos la brasa con chácharas absurdas ni nada parecido. Además, nos recibe y despide, a los dos, con un fuerte y educado apretón de manos.

Al ser el primer día, nos perdemos, como siempre ocurre, pero finalmente aparecemos en bonitas plazas en las que podemos saborear la típica esencia berlinesa, ajetreada de bicis, tranvías, grandes y sugerentes parques y diseño por doquier.

Cielos: algo nublados. Temperatura: muy agradable (unos 24 grados).

Y esta noche, triritirititi, trirititi, yo me voy a bailar, triritititriritititititi, trirititi trititirititrán!!!.

CONTINUARÁ

Besos,

(M) Alicia (Cool) XXX y acompañante, en directo desde la capital de la gran Alemania.